No encontré mejor motivo
para escribirte unos versos;
y me puse evocativo
recordando aquellos besos
de los que sigo cautivo
y que no ha borrado el tiempo.
Tampoco olvidé el paisaje
que vestía a esa ocasión.
La Luna y su blanco traje
y tú asomada al balcón,
las flores con maquillaje
y su aroma encantador.
Y arriba un manto de estrellas
como lluvia de diamantes,
las luces y las centellas
que besaban los cristales,
dejando en el vaho su huella
mi suspiro delirante.
Cómo no hacerte un poema
si rayaba en lo sublime.
Mientras brillaba una gema
florecían los jardines,
y de amor era aquel tema
que tocaban los violines.
Y hoy que pasaron los años
que para mí estás más bella,
ya no somos dos extraños
compartimos primaveras,
y son tus ojos castaños
los que me hicieron poeta.
Tú eres mi mejor motivo
mi paisaje hecho un edén,
la razón por cual yo vivo
siempre rendido a tus pies;
y por tal yo te describo ...
con la palabra... ¡Mujer!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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