El pincel de tus manos ardientes
a mi piel la utilizan de lienzo;
dibujando paisajes sensuales,
igual que Botero.
Con sonrisa de luz soñadora
me descubres de amor su misterio;
y cubierto con halo precioso,
me lleva a tu lecho.
Me subyuga de forma anhelante
tu mirada color de los sueños;
y su rayo sereno y vibrante;
desnuda mi cuerpo.
Empapado en enorme delirio
en el alma penetran tus besos;
y lo mismo que un ave sedienta,
me bebo tu aliento.
Y ya preso de todo tu encanto
en tus brazos soñando me duermo;
y vibrando al compás de tus labios,
me siento en el cielo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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