Se nubló la fría mañana al oír la noticia
que portaban llorando las golondrinas,
se hará puño la mano de caricias, decían,
de cantares y ruegos a la hora amanecida.
Dicen: ''Se agotaron de años las aguas,
le retiran los caudales de celestes vetas,
despreciado pan no lo quiso la tierra,
disponen regreso sus añosas maletas.
Fue un olvidado rocío, verbo desechado,
era benigno como el vino de las parras,
fue brisa de verano limpiando espigas,
después de ser grano en eras de caballos.
Se agotó el tiempo de hacerlo adoptado,
en esos corazones que procuran el amor
ya no estará más con sus verbos de aguas
para los sedientos de paz que sufren dolor.
Adiós, dice al bosque guardador de secretos,
a sus tantos paseos de nocturnos con la luna,
un llanto último en piedras y rocas sagradas
de su íntimo altar rústico de piedras
bruñidas.
En ese barniz virgen de milenarias piedras,
dejó tantos nombres con ruegos esculpidos,
despertarán mañana hecho canto al cielo,
mostrando manos contentas, llenas de rocío.
¡Adiós! Ojos benignos de paz nunca agotados,
alma de amor eterno, manos llenas de Poesía,
el otoño con llantos de vientos va a tu lado,
con coronas de hojas, ocres y amarillas.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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