miércoles, 3 de junio de 2020

LA INCLINACIÓN DE LA ROSA.


Hermosa en su tallo la rosa florecía,
lucía esbelta, erecta al sol se ofrecía,
brillaba su roja estampa, y orgullosa se sentía
de estar abierta al sol de un nuevo día.

Pero pasó el tiempo, la rosa en su tallo
lentamente languidecía, inclinando su hermosa cabeza
pero aún muriendo tenía belleza perfecta.

La tarde de oro se teñía, la rosa con su inclinación fallecía,
se desangraba su vida, deshojando sus pétalos con maestría,
el sol en lo alto, al verla, sus últimos destellos le ofrecía,
el sonido del viento se quejó y la hermosa rosa
inclinándose del todo, majestuosamente expiró.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

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