Fue como juego de azar encontrarla,
y como azar también que ella viniera,
más no me fue casualidad amarla,
porque la amé antes que la conociera.
No fue por azar este amor nacido,
que mi corazón y alma presentía,
ilusión y anhelo por lo no conocido
y sin tenerla aun. Su ansiedad tenía.
Y no sé si el amor nace de un azar,
pienso que el alma es su nacencia,
porque una vez entrañado suele quedar,
aun si la amada se extravía en ausencia.
Mas no importa de dónde el amor llega,
si al igual que al viento no lo sabemos,
ni tampoco sabemos a dónde el mar brega,
a donde va ni de dónde viene si lo vemos.
Y no fue un juego de azar encontrarla,
ni haber estar con ella en el mismo lugar,
como no es hado sin antes saberla amarla,
porque albur no es al corazón su palpitar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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