Con la verdad desnuda,
se enfrentó a la locura,
de la dura vorágine.
Los pasos de gigante,
se quedaron exánimes,
de sortear obstáculos,
de acometer corduras.
En la realidad cruda,
se abrazó a la ternura,
se pausaron los pasos,
con la verdad desnuda.
El riesgo no es minúsculo,
cuando todo se entrega,
siempre a cortacorriente,
enfrentándose a la duda.
La pasión es el arma,
que al gran amor impele,
el impulso que ensalza,
el valor que conmueve.
La alegría y la amargura,
andan siempre presentes,
con la verdad desnuda.
Se ha cubierto de musgo,
la verdad cristalina,
donde anidan grupúsculos,
que la infectan y enquistan.
Se ha quedado la aurora,
en vapor sumergida,
ocultando las luces,
de su claridad lúcida.
Se ha cubierto la esencia,
de grumos que la ensucian.
Mientras pasa la vida,
con la verdad desnuda.
Con la verdad desnuda,
se tachona el camino,
de amores que maduran,
en la esencia translúcida,
de una belleza mística.
Con la verdad desnuda,
se han poblado los campos,
de vidas que respiran,
de enamoradas voces,
en el rocío que brilla,
con la verdad desnuda.
Con la verdad desnuda,
se viste el sentimiento,
de ropas de alma pura.
Se ensanchan los pulmones,
los prejuicios se achican.
La palabra es más suave,
más viva la alegría,
las miradas más limpias,
los versos más enteros.
Con la verdad desnuda,
se arropa a la criatura.
Que la verdad desnuda,
en las entrañas viva.
Mi patria es la Humanidad y mi bandera mi
piel. Mi religión la conciencia y la razón es mi Ley, Mis sentimientos mi
Secta, aprender mi fortaleza, mi meta el conocimiento y mi cuerpo es el
vehículo, que transporta lo que soy...
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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