Mi alma renace imperecedera,
al
despertar de tus besos,
el
deseo escapa hacia un remanso,
sosiego
que recorre todo tu cuerpo,
la paz
reina tan calma eres.
La distancia indeleble asombra,
cubriendo con suaves caricias,
las horas que parecen mustias,
puñado de arena tersa brillas al sol,
tus destellos
inhiben al mismo cielo.
He visto la luna salir en tus sueños,
en el centro de una noche profunda,
como los abismos del mar,
en un vaivén de infinitos versos,
salidos de las entrañas de un poema soñado.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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