La nobleza,
que el rostro refleja,
respeto puro,
en su mirada intensa.
De terciopelo,
la suavidad desnuda,
de su agradar sin dudas.
Ausencia de rencor,
sincera ofrenda,
sin tabúes ni mitos,
a su auténtica entrega,
sin reservas.
Amor sin fin,
solo juegos y mimos.
En una piel peluda,
la vida se condensa,
fogosa cabellera,
amor de pelo puro.
Bañada de valor,
su sólida estructura,
que con cada pirueta,
su amor refleja.
Pulido el corazón,
brillante anhela,
amar sin condición,
a su manera.
Henchido de nobleza,
busca la aceptación,
con entereza.
No hay pereza,
en su grácil ternura.
Quiere el amor vivir,
sin condiciones,
sin importar,
el cuerpo en el que habita,
quiere sentir,
la noble criatura,
su razón de vivir,
sin penas ni amarguras.
Así, el amigo fiel,
mostró su desmesura,
un torrente de amor,
sin vetos ni censuras.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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