Tal vez no hacer nada, es hacer todo
para romper este silencio
y volver a vernos y abrazarnos
como los de antes, los de siempre.
No te olvides que la angustia pasa
no es un huésped que se quede
ni un espejo donde te mires
aunque te cautive con una falsa sonrisa.
Refúgiate en la foresta de los versos
allí nadie podrá entrar con su niebla
allí hay una casa y una cerca de ligustros
hay un árbol que no recuerda su edad
y se siente feliz cuando compartes su sombra,
hay un camino que en su sinuosidad
te invita a ir más allá porque todo esta calmo
hay un atril y un boceto de la vida inconcluso
que te invita a retratarte para que cuando
partas
recuerdes que una parte de ti habita en su
paisaje.
No te olvides que ningún mal es para siempre.
Que solo tienes que empuñar el hierro de la fe
para cortar el aire de hoy y abrir una picada
por donde te iras lejos y llevaras contigo
todos los rostros que amas para que cuando,
esto pase en algún día más allá de las
cicatrices
digas, yo viví en el tiempo de la duda
y ahora estoy en este presente sin refugios.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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