Entre el café y tus labios,
tan sólo un paso,
Entre tus labios
y mi corazón un instante.
Entre tus manos
y las mías la suave caricia,
Entre mis ojos
y los tuyos la mirada cómplice.
Había ganas reprimidas
e ilusiones deseadas
de fusionarme entre
tus brazos, sentirte mía.
Y cada momento,
cada palabra,
en esa calle sin salida
beso a beso taponada,
una luz se encendía,
la complicidad alumbraba.
¡Qué dulce son los besos
cuando te salen del alma!
¡Qué dulce tu boca,
suave húmeda y con ganas!
¡Qué poquitos han sido
cuando quiero tener tantos!
¡Qué me arrebaten los sentidos
y qué me roben la calma!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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