Entre tiernos arrullos de pájaros cantores
libaba la primavera el color de las flores,
aromas multicolores por el éter fluían
que en dorados sueños mi espíritu adormecían,
las dulces auras con sus blancos labios de
seda
besaban suavemente la plateada alameda,
los cárdenos ardores de la alegre mañana
verdes se volvían junto a la fresca fontana,
a su lado una cervatilla bebía el viento
mientras sorbía el dulce licor con oído
atento.
El ardoroso hálito mis fuerzas consumía
al acercarme lentamente a la fuente fría,
mi súbita presencia a la gacela asustó
y en un suspiro la plácida fuente dejó.
Al acercarme a aplacar mi ávida sed a ella,
en el fondo azul vi la imagen de una doncella.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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