La mujer que amé,
tiene un hechizo arcano
y aunque su pasado es lejano,
yo jamás la olvidaré.
La mujer que he amado,
tiene un espacio en mi alma
y cuando he desesperado,
su recuerdo me es calma.
La mujer que yo amo,
tiene un secreto guardado,
que la añoro y la clamo,
aunque la tenga a mi lado.
Esa mujer que me amó,
tiene todo mi corazón
y es la única razón,
por la no me olvidó.
La mujer que me ama,
es constante en mi vida,
es mi ayer, mi hoy, mi mañana,
mi cautividad apetecida.
Es verbo a mis anhelos,
es motivo y sentido,
son sus ojos dos cielos.
Su corazón … Oro bruñido.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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