Desde la quietud de un mar sereno
todo es más claro en el horizonte
pues toda paz que la noche esconde
le da vida a mi sentir más viejo.
Es llama que enciende lo que llevo
lo que me acompaña transparente
y al silencio del mar que me envuelve
me acorralan vivos los recuerdos.
Desde la
quietud de un mundo en sueño
me estrecha sedosa la nostalgia
y al sentir sus brazos que me abrazan
en mares del pasado me duermo.
Es un mar recubierto de espejos
el que arrastra mi vida apagada,
figura de gloria iluminada
y me asalta su luz en reflejos.
Desde la quietud de los momentos
que nacen con el anochecer,
abro mi conciencia y toco a ver
cerca lo lejano y a él me entrego.
Todo deja marca en el recuerdo,
nada nos borra lo ya vivido,
como una estatua hecha de granito
es el pasado que vive eterno.
Vuelven los detalles del misterio
de lo que nada es pero lo fue,
el hoy
mañana será el ayer
y yo lo
escribiré desde la quietud del tiempo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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