lunes, 14 de diciembre de 2020

PRISIONEROS DEL MIEDO.

Sorprende la mirada,

de miedo, que subyuga,

en unos ojos tiernos,

que no saben que pasa.

Numen que desata,

indignados sentidos,

un torrente de lágrimas,

un sentimiento íntimo.

 

Un poder que arrebata,

lo más noble de lo ínfimo,

un brillo que relata,

un suspiro de alivio.

Palpitantes las alas,

del brutal sacrificio,

la dignidad robada,

un mazazo asesino.

 

La atmósfera pesada,

del sudor que la empapa,

la ira de lo injusto,

que el corazón aplasta.

Se dilatan los poros,

de las pieles que hablan,

y se mastica el aire,

espeso, que ahoga el alma.

 

Unos ojos bañados,

de lluvia de las lágrimas,

gotas de sentimiento,

de la agria amenaza.

El terror se ha adueñado,

de las pupilas que hablan,

con el silencio humano,

del miedo que atenaza.

 

Prisionero del tiempo,

el amor se desplaza,

entre los sentimientos,

presos en la mirada.

Un inaudible ráfaga,

de un amor sempiterno,

una corriente mítica,

de sutil esperanza.

 

El sendero es estrecho,

no cabe una mirada,

el amor, como el agua,

a las carnes se adapta,

y en el horror sin nombre,

la vida se levanta.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

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