jueves, 11 de febrero de 2021

COMO EL VACÍO QUE SE LLENA.

Como el aceite y el agua,

como la gracia y la burla,

como el deseo y la apatía,

la cobardía o el valor,

la cordura o la locura,

la Luna y el Sol se turnan.

                                       

Aunque a veces la mentira,

se parezca a la verdad,

son como luces y sombras,

que paralelas caminan.

Odio y amor determinan,

al honrado o al indigno,

y así, se juzga la vida,

con nobleza o injusticia.

 

Como el aceite y el agua,

no se mezclan, pero unidos,

el recuerdo y el olvido,

del mismo traje vestidos,

pero diferentes caras.

Dolor y amor revestidos,

de la misma piel que abraza,

al corazón y al latido.

 

Así el tiempo se desplaza,

entre valles y montañas,

ente ricos y mendigos,

llegando a cumbres más altas,

descendiendo a los abismos,

con el odio en las miradas,

o en las pupilas cariño,

un imperfecto equilibrio.

 

Semblantes que ven y anuncian,

ojos que el miedo detectan,

rostros que de tanto amar,

la luz se para y se queda.

Agua y aceite no mezclan,

más una perfecta línea,

a las dos fuerzas enfrentan,

como el rayo y la tormenta,

lo imaginario o la ciencia.

 

Sentimientos que no mezclan,

la fealdad con la belleza,

espíritu y cuerpo unidos,

en una misma frontera,

inseparables amigos,

viajeros que así transitan,

juntos en la misma senda,

arena y piedra, alma y vida.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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