El Mar esta hambriento,
sediento,
descontento del paisaje.
Ha visto querer ha visto odiarse.
El mismo quiere bañarse,
hundirse, tocarse.
Y cesar su descontento,
o blandir su oleaje.
El mar está rugiendo
Irritado, inquebrantable
Se mece con furia
Se levanta con poder
Se desliza entre la arena con amor
Golpea con pasión la costa
Besa en silencio suspiros
Suspiros son sus ondas es sabido
el viento trae silbidos, viene,
danzan, juntan sus corrientes
todo es arrastrado y atraído
mar y viento es energía, sonido,
orgasmo de Dios, latidos,
cogen juntos y luego
caen rendidos.
Mar y viento,
realidad, leyenda, mito.
Ahora que lo toco
el mar está frío,
es la noche siempre
su sentencia a muerte.
La luna sobre el mar saliendo
parece
un poste de color
que se abre
y al fondo
resplandece,
en la inmensidad
de un astro muerto de hambre.
La luna amarillenta,
cruzada por una franja negra
y es que allí
tras aquel horizonte,
hay un castillo de naipes
y una arpía que hace magia negra
mientras reparte
brasas incandescentes.
A la mar en estos instantes
solo le preocupa su suerte,
igual le da que el mundo estalle,
que una ola grande resbale
por encima de los diques
y se lleve los puentes de Madison
o sobre el rio Kwai,
total para lo que valen.
¿Qué más nos da el mar
si del salimos
ahora hace millones de años
y solo volvemos a él
de vez en cuando para esquilmarle
o para cantarle?
Si al retornáramos
sería para morir al instante,
pues ya no nos reconoce
como seres suyos,
que fuimos
sobre las arenas calientes
algo parecido a camaleones,
cambiando de color constantemente.
Masa húmeda, para poder llegar a ti,
observo imágenes, eres como mi madre
profunda, transparente,
entiendo los motivos de tu andar,
aparentemente eres cambio,
movimiento, realidad,
la palabra vida es tu reflejo,
siempre vamos a ti con la muerte en el
bolsillo,
con afán de dominarte, de herirte,
de hurtarte los tesoros que bien guardas y
posees,
entenderé que un día azotes los relojes,
las pulcras tiendas, los bazares,
leo en tus vaivenes tu sed de sangre,
tu ánimo de corregir los errores,
tal vez deberías postularte a mandataria,
tienes mi voto, tal vez exista tregua posible,
perdón, por todos nuestros crímenes,
testigo ocular has sido y eres,
y es que somos un fiasco.
Bautízame en tus redes, húndeme en tus
precipicios
y muéstrame lo que escondes.
Eres parte primordial de este sueño,
envejezco,
envejecemos y tu permaneces fuerte,
imperecedera, siempre combatiendo,
asomando tus olas y albergando tus raíces,
tu fauna y flora.
Ojalá la tierra tuviera tus armas,
tu competencia, ojala se defendiera del
maltrato, de la ambición.
Mar adentro, donde los milagros suceden,
extiendo mi alma y mi voz.
Al mar y en la mar
con "el" y con "la",
mar por delante
y mar por detrás.
Si no vas a pescar
y si no va a pasear,
si del mar
no eres un pez
cualquiera,
o un calamar,
olvídate de cantarle
a la mar,
pue ella tiene
sus sirenas
y tienes a quienes
sin saber
si lo hacen bien o mal,
todos los días salen
para pescar
y a puerto regresar
con la carga a bordo
y algo más
la vida de los pescadores
ya camino de su hogar.
Al mar y en eso el Rimbar.
Despertó agrio el coloso más brutal,
y arrojando espuma en ansías locas
ruge hambriento golpeando las rocas
eructando plástico untado en sal.
Las colonias de apetito carnal
proliferan taladrando sus brocas;
y al ser las playas ojos y sus bocas
ve estirpe humana inicua y sin final.
Con basura de años en su garganta
desenfunda su espada en un tatami,
retrocede en calma, espera y aguanta.
.
Luego, enrolla su pulpa cual salami
escupiendo aquello que lo atraganta
empuñando mordida y un tsunami.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.