verla caminar con garbo
con su perrita detrás
siempre siguiendo sus pasos,
eran tres veces por día
se los tuve bien contados
por la calle donde vivo
disfrutaba sus encantos.
Siempre buscaba un pretexto
para cruzar por su lado
provocando su sonrisa
cuando estábamos charlando,
fue la flor que perfumaba
y que adornaba los prados
de una calle en primavera
como el más hermoso cuadro.
Pero ahora luce gris
a otro lado se ha cambiado
los jardines de mi calle
sin ella se han marchitado.
Parecía tan normal
que la viera caminando
disfrutando su belleza
pero todo ya ha pasado,
mi vecina ya no está
al cielo dejó nublado
ya no pasa por mi casa
ya florece... En otro campo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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