llegaste y te paraste frente a mi
y tu linda sonrisa se penetró en mi ser,
te acercaste y acariciaste  mi pecho
y me preguntaste
¿que  ya no te duele? y lloraste.
Entonces pude palpar tus manos
de papel cálidas y temblorosas
que me dejó  extasiado  con tu carita angelical
pues sentí que me amabas y regresabas a mí.
Me besaste fuerte y me abrazaste
y en los postigos de mis sueños
entré en una inmensa realidad
en la que nuestro amor se regocijaba y volvía a vivir.
Nos besamos con ardor y pasión
y claro  dejamos fluir toda nuestra pasión de amor,
 gritaste que me amabas y volviste
abrazarme fuerte y al besarme  me mordiste.
 Entonces fue ahí que desperté
  y solo había sido un sueño,
sueño de un loco y  demente ido
que al despertar no sentí más
que la humedad en mi almohada por mi llanto.
TE AMARÉ POR SIEMPRE. 
Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 
 
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