Nos separan miles de kilómetros, parece imposible un encuentro entre los dos, solo queda seguir soñando e ir tras ese sueño hasta hacerlo realidad. Si tú sabes de mi existencia y yo de la tuya es porque así está escrito desde antes de encontrarnos.
Ahora sabemos que existimos y que hay un lazo de sentimientos que nos une y vamos con fé a hacer fuerte ese lazo y luchar para vencer esta infeliz distancia. Tengo fé en que el momento menos pensado estaré allí cerquita tuyo respirando de tú aliento e inspirandome en tú carita bonita y llenando de gozo mi corazón con tu sonrisa.
Disfrutar a plenitud del mirar de tus ojos y el sonido suave de tu voz y tu risa, tomar tus manos para hacer que sientas el palpitar de mi corazón que reclama a gritos salirse de mi pecho para posarse en tu pecho junto a mi corazón. Con fé, con amor y perseverancia vamos a vencer estos kilómetros y juntos por siempre quedarnos a vivir. Tu y yo formaremos un hogar divino, así como lo manda Dios, nuestro hogar será el Edén tu mi diosa y yo tu adorador por siempre.
Lo que tú y yo hablamos no son simples mensajes, son promesas por cumplirse, es una profecía en nuestras vidas. Espérame bonita, pronto estaré allí para ti solita; para amarte como nunca nadie te ha amado; para entregarte mi corazón sincero y poner a tu servicio mi existencia. Seré tu fiel esclavo y tú mi reina.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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