donde las estrellas brillan,
Se alza un altar,
un recuerdo,
que la muerte no apaga.
Un aroma de flores,
de incienso y de rezos,
Llena el aire,
un susurro,
que el alma reconforta.
Para los que partieron,
Para los que ya están arriba,
Para aquellos que se fueron,
Y dejaron un vacío.
En este día de recuerdos,
De amor y de esperanza,
Les hablamos,
Les cantamos,
Les brindamos nuestra alma.
En la danza de las mariposas,
en el vuelo de las aves,
En el murmullo del viento,
en el susurro de las hojas,
Sienten nuestra presencia,
nuestro amor,
nuestro cariño,
Y saben que en nuestros corazones,
su memoria perdura.
No importa que la muerte,
haya cerrado sus ojos,
No importa que la distancia,
nos separe en este mundo,
Su esencia,
su sonrisa,
su amor,
aún nos acompaña,
Y en cada latido de nuestro corazón,
su recuerdo se agita.
En este día de los muertos,
les decimos: ¡No están solos!
En este día de recuerdos,
les decimos: ¡Siempre los amamos!
Y en este día de esperanza,
les decimos: ¡Pronto nos veremos!
En el cielo,
en la tierra,
en el corazón,
siempre estarán.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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