Quién fuera tu cielo en noches calladas,
tu luna suave, tu suave fulgor,
y en cada sombra que te acompaña,
ser el refugio de tu esplendor.
Quién fuera el viento que roza tu cara,
quién fuera el tiempo que alarga un beso,
quién fuera el sueño que te recorre
cuando te entregas al universo.
Ser esa estrella que tú contemplas,
brillar tan solo si estás mirando,
y en tus pupilas dejar mi huella,
como el susurro de un canto blando.
Quién fuera lluvia sobre tus manos,
ese
Habla corazón que quiero
Escuchar tus argumentos.
Sumergirme en tus latidos
Para palpitar contigo,
Y de ese modo, sentir
El amor que llevas dentro.
El amor no tiene nombre,
Porque en él, todos le caben.
Ni el color de piel distingue.
Ya que, su patria, es el mundo.
El lenguaje no le incumbe.
Porque, habla a sordos y mudos.
Cuando el corazón susurra.
Con voz sorda y misteriosa.
Algo en el fondo se gesta.
Algún secreto que aflora.
Y quiere que se descubra.
Que, a la luz, salga, sin prisa.
El corazón habla a gritos
Cuando la traición le acecha.
Y en el interior sospecha.
Que el amor huye de prisa.
Sus gritos son de sorpresa.
Pues, no esperaba que huyera.
El amor se da la vuelta.
Si el corazón ya no siente.
Atrapado en la corriente.
Del desprecio que le apresa.
Ya, no descubre la entrega.
Que, su alma, necesita.
Se abre el corazón al mundo.
Cuando al hablar se desnuda
Despojándose de adornos.
Desnudo ante lo que venga.
Generoso y sin tapujos.
Abierto en canal, espera.
El amor habla bajito.
Para que el mundo la entienda.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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