Esa noche me sorprendió tu presencia,
Buscaba tu voz danzando en el viento,
Y aunque no conocía lo que siento,
Te extrañé por el destello de tu ausencia.
Sé que eres de mi amor la esencia,
La única flor sobre el dorado pasto,
Las únicas fresas sobre mi canasto,
Cielos de ternura, mi mejor caricia.
Por eso sin buscarte te encuentro,
Porque vives aquí, en mis adentros,
En la mitad, el medio, en el centro
De mi corazón y alma, eres el centro,
Siente por mí lo que por ti siento,
Y hagamos de esto amor eterno.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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