Las nubes de verano colmaban un cielo de estrellas
imaginarias,
Una llovizna de soles y lunas suavemente te acaricia,
Tenías la mirada perdida y una sonrisa de amor,
Te veías tan bella …
Iluminabas de ternuras el atardecer que se iba con la
noche,
Tu cabello ondulaba suavemente entre brisas que te miraban,
Te contemplaban admiradas de tu rostro de miel y amor
Tu belleza encantada.
Nacían de tu piel gaviotas de luz que volaban hacia mí,
Tú mirabas como esperando su regreso,
Mirada que se iba tras sueños que soñaban con la vida,
Estabas tan bella como eterna en mi sentir.
Salían de tus ojos las canciones más bellas de la vida,
Melodías que invitaban a soñar con tu infinita belleza,
Belleza para admirar por siempre en una eternidad sólo tu
bello ser,
Lucías más bella que el ocaso de aquella bella tarde.
Escuchabas admirada canciones cantadas por las brisas
eternas,
De letras que eran un canto al amor y la vida,
Con un fondo de violines ejecutados por la pasión de la
vida,
Tu bello rostro se multiplicaba en mi corazón.
Caminabas luego entre suaves arroyos que se iban sin jamás
irse,
Tu cuerpo invitaba a sentir que a ti sólo se te puede amar
por la eternidad,
Que sólo un amor infinito te seguiría por un tiempo sin
fin,
Tu belleza hacía sentir y soñar.
Se alejaba tu ser de mi mirada de amor,
Te diluías entre la llovizna que se tornaba en los más
bellos recuerdos,
Me mirabas como diciéndome recuérdame por siempre con todo
tu sentir de la vida,
Amor mío, tu belleza se quedará en mi amor por el siempre
de mi existir.
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