Grisáceo cielo aterrador
Espantas con tu leonés rugir,
Opacas la tierra con triste color,
Sembrando el miedo intenso a morir.
Impulsas con furia al viento
Haciendo tú rugir más fuerte,
Con nubes anochecidas en el firmamento
Iluminadas rara vez con luz intermitente.
Presumes arrogante tu poder,
Te sientes invencible y gritas,
Mas es hipocresía tu proceder,
Pues te sientes triste y lloras.
Lluvia de lágrimas haces descender,
Acobardado coloso emperador,
Inservible queda entonces tu poder
Cuando lloras víctima del dolor.
Te ocultas vistiéndote de azabache,
Porque no quieres mostrar tu congoja,
Adolorido deseas que llegue la noche
Y se deshaga del mal que de tu paz te despoja.
¡Sí señor amante! La heriste con desprecio,
Tu altivez te prohibió amarla,
Hoy lloras pagando un merecido precio,
No la tendrás nunca, así que empieza a extrañarla …
Olvidarla no podrás y será eterno castigo,
Vivirás huérfano de cariño,
Errante por caminos acompañado solo contigo,
Con tu rostro marchito de lágrimas de niño.
Aterrado por tu grisáceo entorno
Y espantado por tu rugir callado,
El miedo se convierte en tu adorno,
De aterrador pasaste a ser aterrado.
Olvídate del poder que un día fue tuyo,
Ahora sólo tienes dolor,
Heriste con saña su orgullo
Y sufrirás eternamente por su amor.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
Qué gran poema Antonio... Por un instante sentí
ResponderEliminarque estaba en un teatro, escuchando y presenciando
esta, tú bella obra...felicitaciones amigo... ¡ Muy bueno !