Voy haciendo caminos
En medio de espinas y rosas,
Buscando abrigo en el altísimo,
Viviendo la vida en suspiros
Y realidades hermosas
Que cada amanecer me regala
Entre versos y prosas.
Voy por el sendero,
Ese que cruza la hondonada,
Junto al riachuelo que cae en cascadas
Alimentando mi alma de esperanzas
Y sabiduría para un mañana,
Tal vez muy corto sea mi corto sea mi camino,
Pero agradezco a la vida
Por los altos y bajos.
Agradezco por las mil y una caídas,
Pues cada una de ellas
Me han dado fortaleza,
Esa que mi alma buscaba
Para levantarme siempre en el mañana,
Apartándome de la Hipocresía
Que muchas veces
Hay en las miradas.
Apartando mi vida
De los falsos cariños,
Que te embelesan la calma,
Pero en vez de amarguras,
Se han vuelto enseñanzas de vida,
Dejadas en las vías del destino.
Pongo marcha hacia el olvido,
Volviendo y cobijando a los que amo,
Llevando a cuestas la enseñanza,
Que nada es lo que parece,
Porque el amor siempre ha estado a mi lado,
Y no nos damos cuenta
Hasta que la realidad me abre paso,
Pues muchas veces nos enceguecen,
Luceros perlados y falsos,
Pero todo cae tarde o temprano,
Lejos en el olvido de las manos,
Sin rencor reparar aquellos corazones,
Para que encuentren caminos
De amor y esperanza
Y no les cubra la negra sombra,
Que a veces ahoga el alma
Y trastorna volviéndola amarga.
Yo vuelvo de conversar con la vida,
Ésta me dijo lucha,
Por lo que queda del mañana,
Por un nuevo comenzar
Que sea mejor para los que amas
Y te amen con el alma.
Autor:
Antonio Carlos Izaguerri
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