Cuánto ansío estar en tu pecho
Para no seguir penando en mí lecho
E ir de trecho a trecho
Por el mundo estrecho
Ceñido de las manos
Como dos hermanos
Siendo frío de tus brazos.
Qué horrible vida,
Qué horribles casos
Sin mi amada.
Vuelve ave alada
Con mi dulce amada,
Esta vida ya no es vida
Sin mi ángel amada,
Dame el fuego de tus besos,
No dejes morir mi corazón
En esta encañada mansión,
Dame el néctar de tus labios
Para revivir los míos,
Da calor que tienes
A los confines,
Tus ojos me quemaban,
Tus manos me acariciaban,
Tus labios me besaban.
Hoy sin ellos me siento
Con profundo tormento
Esperando tu seductor aliento.
No pensaba que llegara el tiempo
A este tétrico campo
Para volver a verte
Y sinceramente amarte.
¡Oh mi arte!
Ojalá tu corazón no harte
De amar en cualquier parte
A mi sagrado corazón.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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