¿Qué es un gran beso?
Que me bese quien me gusta.
Que me guste cuando bese,
Y de ellos ser preso.
Que me roce con sus labios,
Que humedecen y queman,
Que me hables con tus ojos
Y me digan que me anhelan.
Que sueños y palabras
Se consuman dormidas,
Y el amor y la locura
Se levanten a la vida.
Que en el viento del este
El idioma se perdiera,
Mas que me quedara tu voz
Diciéndome que me quiera.
Que me mires a los ojos
Y resista la mirada
De tus ojos penetrantes
Que llegan hasta mi alma.
Que voláramos al viaje
Que conduce a las estrellas,
Que me pegues en tu alma
Que es la tierra y el mar.
Que tu vida con la mía
En el eco se junten,
Allí se repitiera
Y jamás, nunca acabara.
Que inventemos el amor
Y mil formas nunca vistas,
Pues mi boca de tus besos
Ya se ha hecho adicta.
Que vinieras hacia mí
Con una suave caricia,
Que llevara mi llanto
Y me dejara tu risa.
Tómame, pues, de las manos,
Donde juegan las estrellas,
Bajo cielos infinitos
Que dibujan tu silueta.
Son cinco letras benditas
Que llenan mundos enteros,
Amor frágil, tierno, blando,
Amor fuerte como acero.
¡Quién diría que sentirlo
Sería creerse numen!
¡Quién diría que a tu lado
Sería tocar las nubes!
Que bajo la lluvia tibia
A tu pecho me abrazaras,
Que me toques con tus manos
Estos rasgos de mi cara.
Que vayamos a un lugar
Donde no conozca alguien,
Yo con que te tenga a ti
No necesito de nadie.
Que gracia e inocencia
Me susurres al oído
Lo que inicia en tu ser
Termina aquí conmigo.
Que creáramos un mundo
Con cielos blancos y puros,
Con estrellas en el día
Con el tiempo sin minutos.
Que tomados de la mano
En la arena mirada
Sintiendo el agua del mar.
Que pintemos en las nubes
Con la tinta de la luna,
Y fuera la llama ardiente
Éxtasis de nuestra cuna.
Que juntáramos el amor
Sólo amarte a ti sé,
Pues mi ser sólo eso sabe.
Escribiéndote estoy hoy,
Olvidaré un segundo
Que estás en el océano
De mi alma tan profundo.
¡Oye que ya me asusté!
Ya sé como amarte más,
Pues entre tanto pienses
Crecerá más el amar.
Y dejarte de escribir
Será de poder probarlo,
Mas si te escribiera otro
Es porque no pude evitarlo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
Que me guste cuando bese,
Y de ellos ser preso.
Que me roce con sus labios,
Que humedecen y queman,
Que me hables con tus ojos
Y me digan que me anhelan.
Que sueños y palabras
Se consuman dormidas,
Y el amor y la locura
Se levanten a la vida.
Que en el viento del este
El idioma se perdiera,
Mas que me quedara tu voz
Diciéndome que me quiera.
Que me mires a los ojos
Y resista la mirada
De tus ojos penetrantes
Que llegan hasta mi alma.
Que voláramos al viaje
Que conduce a las estrellas,
Que me pegues en tu alma
Que es la tierra y el mar.
Que tu vida con la mía
En el eco se junten,
Allí se repitiera
Y jamás, nunca acabara.
Que inventemos el amor
Y mil formas nunca vistas,
Pues mi boca de tus besos
Ya se ha hecho adicta.
Que vinieras hacia mí
Con una suave caricia,
Que llevara mi llanto
Y me dejara tu risa.
Tómame, pues, de las manos,
Donde juegan las estrellas,
Bajo cielos infinitos
Que dibujan tu silueta.
Son cinco letras benditas
Que llenan mundos enteros,
Amor frágil, tierno, blando,
Amor fuerte como acero.
¡Quién diría que sentirlo
Sería creerse numen!
¡Quién diría que a tu lado
Sería tocar las nubes!
Que bajo la lluvia tibia
A tu pecho me abrazaras,
Que me toques con tus manos
Estos rasgos de mi cara.
Que vayamos a un lugar
Donde no conozca alguien,
Yo con que te tenga a ti
No necesito de nadie.
Que gracia e inocencia
Me susurres al oído
Lo que inicia en tu ser
Termina aquí conmigo.
Que creáramos un mundo
Con cielos blancos y puros,
Con estrellas en el día
Con el tiempo sin minutos.
Que tomados de la mano
En la arena mirada
Sintiendo el agua del mar.
Que pintemos en las nubes
Con la tinta de la luna,
Y fuera la llama ardiente
Éxtasis de nuestra cuna.
Que juntáramos el amor
Sólo amarte a ti sé,
Pues mi ser sólo eso sabe.
Escribiéndote estoy hoy,
Olvidaré un segundo
Que estás en el océano
De mi alma tan profundo.
¡Oye que ya me asusté!
Ya sé como amarte más,
Pues entre tanto pienses
Crecerá más el amar.
Y dejarte de escribir
Será de poder probarlo,
Mas si te escribiera otro
Es porque no pude evitarlo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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