Eran dos extraños esa noche,
Y ambos soñaron con lo mismo,
Vagando errantes en la oscura calle,
Como buscando un profundo abismo.
Eran dos extraños solitarios,
Unidos por el ténue hilo del destino,
Y cruzando las miradas a lo lejos esa noche,
Dibujaron un camino.
Parecía tan sólo una coincidencia
Para aquel que oyera su cuento,
Pero muy en el fondo ya sabían
Que éste era su gran reencuentro.
Eran dos extraños que suspiraban
Y un amor verdadero anhelaban,
Y esos dos extraños, sin saberlo,
Estaban de frente … y se miraban.
Eran dos extraños no tan extraños,
Que sin conocerse, juntos caminaban,
Que sin hablarse, se susurraban,
Y sin tocarse, parecía que se amaban.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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