Pues bien señora de los mil vocablos
A quien pretende amar con sus falacias
O bien es un ángel el amor, o es un diablo 
Que importa si es placer en la desgracia.  
Dígame usted… 
¿En ese poema en qué sentido luce timorata? 
¡Los silencios que le rondan son fugaces! 
¿O acaso son de los que matan? 
¿Acaso ese momento en que se place 
No vuelve al corazón que se delata? 
¿Acaso no es usted flor que satisface 
A esa persona amada, aun insensata? 
Hasta la rosa más bonita tiene espinas 
Y el más dulce momento hace daño 
Por qué abordar silencios tras esquinas 
Con errores que ya no le son extraños. 
Diga usted hermosa y gran señora 
¿Son verdades o mentiras sus momentos? 
Por qué sufrir pasados hasta ahora 
Si tiene a quien brindar dulces tormentos 
¡No olvide aquellas manos que la adoran! 
No diga ya palabras que lastiman 
Que en ellas puede irse hasta una vida. 
Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 
 
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