Sé que anoche llegue un poco tarde, y que debía haberte
llamado, para decirte... que quizás había reunión de trabajo, o algún sobre
tiempo, u otro pretexto, pude haberlo hecho, pero preferí decirte la verdad,
que saldría con mis compañeros de trabajo, a beber unas cervezas... sé que debí
hacerlo, pero en ese momento al imaginar tu carita triste y complaciente, me
llevó a un viaje de nuestros inicios, de nuestra vida...
Cuando te conocí, pude ver a la mujer de mis sueños, me
prendí de tu mirada y de tu sonrisa escondida, me turbé entonces y no pude
decirte, cuanto había soñado contigo antes... con poder conocer a alguien como
tú, y en ese momento, te imaginé como la dulce y amable tierra, donde querría
echar mis raíces, pero desperté de ese sueño casi imposible, y me turbé al
encontrarme con tu mirarme a los ojos... y no dije, sino un simple hola...
Verás, ahora te veo cuando dormida, y estas acostada a mi
lado, soñando, quizás buscando el camino hacia nuestra felicidad, quizás
imaginando que vamos por tierras desconocidas, hurgando entre la gente y las
plazuelas, y tú, sin dejar de amarme, ¿y sabes por qué lo digo? porque veo tu
dulce sonrisa, en ese sueño tuyo a mi lado, en la cama... nuestra cama.
Te contaré que a veces yo también sueño, imaginando en
aquel desvariar, que nos hacemos viejos y casi olvidados, pienso en la tristeza
de quedarnos solos, nuestros hijos ya se fueron, los amigos, casi todos, ya
murieron y sólo le pido al cielo, que me lleve antes que a ti, porque la verdad
amor, no soportaría la angustia, de no volver a dormir a tu lado, de no verte
dormida nuevamente, soñando, sonriendo... besando tu frente cuando tu
duermes... sé que es un párrafo triste, pero amor, es parte de la vida, es
parte de nuestra historia.
Nunca hallé un libro que me prepare o instruya en cómo ser
un buen esposo, sé que no soy un mal hombre, pero también sé que no alcanzo a
darte la felicidad que mereces, dame tiempo mi amor, porque no nací sabiendo, y
para hacerte feliz, debo aprender un poco de todo, como si fuera un niño
aprendiendo a andar, podría pedirte muchas cosas, pero sólo te pido, que seas
paciente, amorosa, y comprensiva como hoy lo eres.
Te diré algo que no suelo contar, antes, solía ver a las
parejas ya casadas y yo me soñaba con serlo, ahora, nada es sencillo, es un
mundo nuevo, una nueva historia, un mirarme hacia adentro, que poco a poco
acepto, no soy perfecto y eso es algo que me duele, porque mereces lo mejor de
mí, que aún no tengo... pero algo si te prometo amor, hacerte la esposa más
feliz de la tierra, de mi mundo, del tuyo, del nuestro.
Te prometo que tendrás muchas risas y alegrías, que no
faltarán las comidas que juntos hagamos, te prometo que no faltaran los
disgustos y los reclamos quizás... pero te prometo también, que el calor de mi
pecho, siempre te buscará para darte abrigo, para darte consuelo, y quizás
llore a tu lado, quizás lo haga a escondidas, pero jamás, jamás renunciaré a un
abrazo tuyo, a un te quiero con el alma, a un, amor... no te vayas.
Amor, te escribo esta carta... porque estas aún dormida, y
a veces, no suelo decir todas las cosas que querría, y amor, no esta noche,
estás dormida, pero quiero decírtelas.... Te Amo con el Alma, eres mi
compañera, mi esposa, mi amiga y mi amante fiel, y contigo la vida es bella, es
diferente, pero la quiero, contigo a mi lado y con Dios cuidando de ella; Amor,
cuando leas esta carta, fingiré estar dormido, para darte tiempo a que la leas,
no te enojes, soy así, a veces callado, a veces muy loro, pero nunca suelo
decirte, todo lo que quisiera, y es que Te Amo tanto... que me sigo turbando
cuando encuentro tu dulce y bella mirada.
¿Sabes algo Amor? te seguiré escribiendo mientras pueda, y
eso es cuando tú duermas, porque no podría despierto hablarte, y perder tu
mirada, por eso Amor, ámame todo aquello que puedas, bésame todo lo que quieras,
guárdame todo lo necesario, y sigue pensando, que a pesar de no ser perfecto,
te haré muy feliz con todas la fuerzas que aún me quedan.
Hasta mañana Amor, te daré un beso en la frente y dejaré
que tú duermas, mientras yo imagino recordar tu mirada, la que yo extraño, cada
vez que tú sueñas.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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