No puedo encerrar a mi corazón,
Como un solo, regalo,
Ni atarlo a un bucle de oro,
Como si fuera, un obsequio,
No puedo abrazar a tus besos,
Aún con la falta, que me hacen,
Ni acariciar dulcemente a tus miradas,
A pesar de lo mucho, que las siento,
No puedo guardar en mi pecho,
Tus palabras, siempre amadas,
Ni envolver a mi alma en secreto,
Con la suavidad, de tus cabellos,
No puedo recoger del campo,
Cada una, de tus pisadas,
Ni esculpir sobre la arena dorada,
Tu nombre al lado del mío,
Como una sola, estampa,
No puedo guardar en un dorado cofre,
El aroma de tu piel, desnuda y clara,
Ni oler la fragancia de tu alma,
Cuando acaricia la mía, enamorada,
No puedo sembrar un recuerdo,
Si tú te has llevado, mis palabras,
Ni tampoco repasarte en mis sueños,
Cada que nace el sol, sobre mi cama.
No puedo hacer tantas cosas,
Porque tú me haces, mucha falta,
Y ahora que ya no te tengo,
Tan sólo me quedan… unas pocas palabras.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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