Trascurría la tarde tranquilamente,
como siempre tú no te apartabas de mi pensamiento,
tu recuerdo hacía sonreír a mi corazón.
Aunque habían pasado unos días de no vernos
para mí ya se me habían hecho una eternidad.
Una llamada cambió todo para ti,
la promesa de vernos y bailar contigo,
no querías salir... lo que más deseabas
era que estuviéramos solos tu y yo.
Dejaste todo lo que hacías,
subiste rápido a arreglarte,
no sé qué tienen mis palabras
que siempre inquietan tu piel.
No sabías que ropa usar,
recorrías todos tus vestidos,
recordando en cada uno
todas las veces que hemos estado juntos...
¿cuál me gustaría más?
¿cuál escogerías tú?
al fin te decidiste... el vestido negro
que tanto te gustaba cuando salíamos.
Solo te faltaba un poco de maquillaje,
discreto, suave, bien sabes que
no te gusta pintarte mucho
y el perfume, tan importante
cuando estamos juntos...
(te encanta cuando recorres con tus labios mi cuerpo
y te beso, sintiendo como arde
levemente el aroma de tu piel)...
perfume, vestidos y zapatos,
no necesitas nada más para mí.
Previne todo lo que te gusta,
tu bebida preferida con tres hielos,
tus bocadillos favoritos,
no deben faltar tus adorados espárragos....
¡¡¡ LA MUSICA....claro la música...!
es lo más importante, no puedo estar sin ella...
¿qué es más hermoso que sentirte cerca,
con tu aliento en mi oído mientras escuchamos
una bella melodía de amor.
No tardes amor... no
tardes más...
no quiero que se deshaga el hielo de tu vaso,
no quiero que se acabe esta canción...
me abrazaría a ti toda la vida,
escuchando esta hermosa canción.
Al fin llegas, con la suavidad
que caracteriza tu andar...
tu elegante traje, tu vestido impecable...
tu aroma que tanto me gusta percibir
después en mi traje... ay amor...
solo tú sabes cómo tratarme,
como abrazarme y hacer despertar
en mí una salvaje
pasión que habita
en la profundidad de mi amor por ti.
El abrazo no se hizo esperar...
tus labios... tus manos...
todo lo quería
palpar...
abrázame amor... no me sueltes ya...
en cuanto viste todo preparado
surgió en ti una traviesa mirada,
tus ojos sonreían... era lo que tú esperabas...
Abrazados comenzamos a bailar,
los besos no alcanzaban
para calmar mi ansiedad,
tus caricias inquietas
empezaban a brotar,
tu cuerpo encendido
empezaba yo a disfrutar.
Pero hubo un momento en que todo se calmó,
tu rostro sereno entonces apareció...
tu mano derecha por debajo del pantalón
se encontraba ya... yo no comprendía
porque seria te habías puesto ya.
Yo te preguntaba, ¿qué habías encontrado mal,
era acaso el pantalón que no te gustaba ya,
a lo mejor el perfume no te excitaba más,
o era mi cuerpo que no te hacía gozar?
Solo comenzaste a sonreír,
de tu sonrisa brotó la risa
y un ademán en tu mano
que me empezó a molestar...
dime cariño...¿qué sucede más?
entre palabras confusas
te empecé a escuchar...
-habla mi vida, no entiendo ya...
-eres una niña distraída...
todo dejaste en su lugar,
la música, la bebida, tu aroma,
bien sabes cómo me gusta disfrutar...
pero hay algo cariño que está fuera de lugar...
eso que traes en la mano y que no usaste ya...
a ver extiéndelo en la mía, no te hagas de rogar...
Estupefacto me he quedado...
no hallaba palabras que usar,
era la ropa interior lo que llevaba
y ya no había de utilizar.
Entonces un fuerte abrazo
me atrajo hasta ti...
levantaste tu vestido
y tus labios ya no me dejaron explicar,
que eran tantas tus ganas
que ese pequeño detalle me faltó...
-no te preocupes mi cielo...
era algo que nos iba a estorbar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario