Tengo sed de ti -mi flor-
sed de las gotas de rocío entre tus pétalos
y sed de la savia que emerge de tus entrañas
-eres poesía y esencia-
eres floración y efluvio de rosas
y yo soy Amor que huele a ti mi Florescencia
mis manos se transforman en suspiros
para recorrerte desde el suelo
hasta la humedad de tus hojas
y mis labios se transforman en cantos
para besarte desde tu dolor
hasta la virginidad de tu pensamiento
y tú te vienes conmigo
-nunca me dejas-
no puede ya el desamparo apoderarse de mí
desde que estás aquí
-oh mía-
los silencios suelen oler a sangre
por eso pronuncio tu nombre
-Florescencia mía-
el estruendo de mi dolor se ha transformado
en las pulsaciones de tu pecho para habitarte
y el susurro de mi quietud se ha transformado
en los sueños de tus ojos para dormir en tus pupilas
-en el resguardo de tus párpados-
soy noche para arrullarte y soy día para acariciarte
me beberé por ti el líquido de la muerte
para que no te quiebres
divino vaso de mi existencia.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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