jueves, 10 de agosto de 2017

UNA ESPINA SIN UNA ROSA.

Tú eras perfectamente imperfecta.
Nunca espere encontrarme a alguien como tú.
Nunca espere perder a alguien como tú.

Eras una espina sin una rosa.
Me regalaste al vacío para salvarte a ti misma.
Cabello color pasión, alma sin color.

Tenías el cielo en los ojos y el infierno en los labios
bastaba una sonrisa para hacerme arder.

Ya hace meses de mi partida, acción mía, sentimiento tuyo.
Eras tan perfecta que no podías ser mía nada más,
Mirada al suelo, mentira en la boca.

Recorrí miles de kilómetros y siempre termine encontrándome en sus ojos.
Nadie sabe cuánto enojo me costó dejarte ir

Y es tanto el enojo, tanto que siento miedo de que sea amor...




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

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