Pero que coincidencia amor,
Que coincidencia tan loca,
Que maldita coincidencia que nos tiene aquí
Y tan separados de aquella vida… aquella vida
Que una vez soñamos despiertos.
Y en esta noche sin estrellas,
La magia de tu recuerdo me inundó
De creerte mía, aunque nunca lo hayas sido.
Esta noche que cada vez más me acerca
A esta adicción del dulce café,
Del dulce café de tus ojos.
Esta noche me parece eterna,
Esta noche tengo miedo,
Un miedo incesante a creer,
Un miedo a atreverme,
Un miedo a decir con palabras simples
Algo que parece indescriptible en una mente
Llena de sensaciones nuevas, sensaciones que se creían ya vividas.
Un miedo a decirle a un extraño
Que en mi mente y corazón jamás has sido tal cosa
Un miedo a reventar de ansiedad por dormir en tus labios
Esos labios que me recuerdan la mortalidad de mis deseos.
Pero que puedo hablar de deseo
Si mi mente me domina al tenerte cerca
Me obliga a contemplar esos ojos
Ojos asesinos y
creadores de ilusiones
Sin más destino que el perderme en ellos
Que caer en ese regalo, de soñar despierto
De soñar hasta que me miren.
Tontos los que creíamos que una mirada
No puede despertar lo mejor de nosotros
Sorpresa; de verte perdido
Arriesgando todo
Creando; para hacer sentir
Ilusión de hacer que tus ojos
Griten sensaciones que jamás han tenido
Ilusión que tus ojos griten que quieren creer.
Me parece común
Solo hacer referencia a tu belleza
Porque cuando cierro mis ojos y abro mi corazón
El escucharte cantar produce la misma sensación de encanto
Cual si de magia se tratara.
Y aquí estoy
Aquí estoy ofreciéndote lo poco que soy
Lo poco que tengo
Para que crees en mi lo que desees
Para que creas que eres magia
Para que creas que eres mi magia.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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