He sentido de tus ojos la mirada,
que llenaron mi cuerpo aquella noche,
en silencio te vi muy enamorada,
y callado yo viví sin tu reproche.
Yo no pude demostrarte vida mía,
todo el éxtasis de amor que yo sentía,
pues tus ojos llenaron de alegría,
toda mi alcoba que estaba muy vacía.
Tu mirada de amor que me entregaste,
con mucha pasión nunca será olvidada,
me dijiste lo mucho que me amaste,
y que siempre vivirás de mí enamorada.
Hoy ya no estás en mí, pues te has marchado,
y me ha quedado el brillo de tus ojos de aquel día,
mi alcoba está vacía, el tiempo lo ha llevado,
todo el calor que tu mirada me ofrecía.
Ya todo está perdido en mi pesarosa vida,
mis sueños de esa noche se los llevó el viento,
hoy busco tu mirada para curar mi herida,
porque veo tus ojos vagando en mi pensamiento.
Dime si aún extrañas mis cantos de la noche
mis ojos aún te buscan en cada atardecer,
vuelve te lo pido no tendrás ningún reproche,
porque tu mirada siempre fue mi amanecer.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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