El manto de la vida se me viene encima
como la sombra vespertina sobre el día ,
como hojas marchitas en el otoño,
como eclipse de sol en pleno cenit.
En este albor de mi senectud
deseo quitarme la piel... descarnarme,
vivir el resto de mi vida en carne viva,
no sentir con la piel, sino con el alma.
La piel siente por instantes,
el alma siente por eternidades.
La piel solo guarda roces de amor o dolor
el alma guarda la vida misma.
Ir por la vida en carne viva, sin escudo
sintiendo las caricias y los golpes,
devolver al beso y a la herida,
la más honda de las poesías.
Responder por igual al llanto y a la alegría
con miradas y voces escritas en versos.
La piel siente por el roce de otra piel,
el alma siente por el roce de otra alma.
La piel siente por instantes,
el alma siente por eternidades.
La piel solo guarda roces de amor o dolor
el alma guarda la vida misma.
Vivir en carne viva mi último trance
el que importa... el verdadero
cuando diga mis últimas palabras
cuando escriba mi poema más sincero
Cuando al preparar mi liviano equipaje,
deje para siempre piel y hueso.
Me lleve conmigo corazón y alma
y vivir la eternidad también en carne viva.
La piel siente por instantes,
el alma siente por eternidades.
La piel solo guarda roces de amor o dolor
el alma guarda la vida misma.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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