Te veo caminar lentamente,
En medio de la penumbra que dejó el beso al despedirte,
Nostalgias agobiantes abaten mi espíritu,
Como si las manecillas del reloj conspirasen para tenernos
alejados.
Sufro de agonía de volver a vernos
Y compartir juntos de las miradas a las estrellas,
Aquí sentado en esta silla…
Tengo la sensación que me observas con el pensamiento,
Mi corazón llora y extiende sus manos con el deseo de asir
el recuerdo de tu rostro
Esta noche el reloj parece marcar las mismas horas,
En el vaivén que me produce nauseas
Navegando con la esperanza de verte sonreír,
Pienso en ti a cada momento,
La lejanía nos separa en cuerpo,
Pero estás tan cerca de mí como yo de ti…
Esta noche no estoy…
El silencio es mi cómplice,
El confidente que sabe cuánto te amo,
En la estancia donde habito,
No me dejan recibir noticias tuyas,
Estoy más desesperado que el día que partí
Y aunque pronto he de verte, siento que el tiempo se
congela a propósito,
Para hacerme sufrir en medio de la tristeza y la
frustración
Yo sé que la distancia ha causado un desasosiego en mis
pensamientos
Pero mi corazón está dispuesto a darlo todo
Tan sólo por escuchar de nuevo tu voz.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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