jueves, 23 de noviembre de 2017

TENÍAS QUE SER TÚ.

Recuerdo que eras una extraña,
tu rostro tiene rasgos de francesa y de fresa,
me conquistaste desde el primer momento,
tenía miedo ante tal belleza,
unos ojos brillantes como los diamantes
y tiernos que harían derretir las montañas de tanta ternura.

Después del HOLA llego la conversación,
fue fluida y armoniosa …
como una mañana de colores brillantes,
fue como si te conociera de antes,
olía ese perfume tuyo a vainilla
y me emborrachaba de curiosidad,
Mas y más se alargó la conversación
Se detuvo porque tenía que irse,
fue como si se detuviera el tiempo cuando conversábamos.

Paso el tiempo, te alejaste,
cuanto más me acercaba, más te alejabas de mí,
fue como si a un día soleado llegara la tormenta,
no querías verme ¿qué paso?
me preguntaba todas las noches, que tonto me siento,
cierro los ojos y te veo en frente de mí,
tan cerca de ti y tan lejos de ti
espero que esto me ayude a aprender.




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

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