Tú, tan frágil y hermoso.
Tan imperfectamente perfecto.
¿cómo evito mirarte?.
Mira, mira a tu alrededor, todos te miran.
Tu belleza es única e indiscutible. Tan extraña e
irrebatible.
Eso eres tú, una marea
indescifrable,
sin brújula en mano para guiarme.
Tu Voz, tan imponente y tosca.
Tan fría y cálida.
Tu Voz tan extrañamente adorable e intimidante.
¿no te la has escuchado acaso?
Escúchala, te conviene saber cuál es tu maldito encanto.
Tus ojos tan radiantes e implacables
con la combinación perfecta entre sigilo y expresión
ferviente.
Amo la curva de tus labios al revivir con cada halago
y amaré toda la vida,
tus deliciosos besos recorrer la línea movible que hay mi
rostro,
que al juntarse con tus labios
tienen un sentido irreprochable.
Esa línea se convierte en la respuesta a tus labios.
Amaré todo de ti el resto de mi vida,
y si muero inmortalizaré mi amor con este cálido verso
que escribiré una y mil veces en tu memoria.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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