Por ver tu hermoso torso que no olvido
dorado frenesí de mi tormento,
y pétalos del alma lleva el viento
si abriste mi jardín tu complacido.
Como ver a tus ojos,
brillando y titilando de luz,
como dos estrellas en silencios,
es como permanecer en el cielo azul...
Y al sentir tu palpitar,
es la invitación a morar
en las mieles de la paz.
Inundando de amor este lugar,
donde solo hay un tú y yo
ese infinito y efímero nosotros.
No sé cómo decirte que te necesito,
Que extraño esos momentos que no volverán,
Eres el único que me ha entendido,
Y ahora sufro las consecuencias,
Sólo quiero que vengas junto a mí.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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