Señora de la tranquera
esa de las uvas rosadas
sabiendo que eres soltera
cuidado con las estocadas.
Que puede entregarte el sol
moreno en tarde agobiada
y encuentre en ese crisol
el temple para tu morada.
Que ha de recorrer el río
entre verjas alargadas
con una sensación de estío
camino de las alboradas.
El gran eco de la montaña
en potente valle jugoso
será el son de la mañana
en aquel día jubiloso.
Los estertores a vagar
como rayo que se avienta
La calma salió a descansar
dejando atrás la tormenta.
El cielo quedó despejado
el huracán ya vencido
lo manso muy relajado
el paisaje desvanecido.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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