lunes, 19 de marzo de 2018

RUEGOS NOSTURNOS.


Deja de susurrar mi nombre que no quiero escucharte más.
Deja de filtrarte a hurtadillas por la noche en mi cuarto, que no quiero verte más.
Deja de rozar mi piel con tus labios mientras duermo, que no quiero sentirte más.
Deja de amarme sin control ni límite que no quiero sufrir más por ti.
Deja de ser mis sueños y desvelos.
Deja de estar en mi mente, deseo y pensamientos.
Vete y no vuelvas más. Desaparece finalmente.
No quiero me corroa de pronto en la calle percibir tu embriagante aroma inundar mis pulmones, sin siquiera estés cerca.
Que no se dibuje más tu silueta en las noches entre las sombras y la luz de la luna, a través de mi ventana.
Deja de ser sueño, tormento, pasión. Desaparece finalmente.
Haz que ese adiós sea eterno y cierto.         
Haz como si jamás hubieses aparecido en mi lecho.
¿Cómo ahogar éstos suspiros, desgarrar éstas caricias, quemar éstos besos. Cómo purificar  mi cuerpo?
Desaparece finalmente. Llévate todo y déjame en paz.
O quédate a mi lado y sé todo lo que necesito y nada más. 




Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

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