sábado, 21 de abril de 2018

EL PEDAZO QUE LE HACE FALTA A LA LUNA.


El pedazo que le hace falta a la luna se la robó mi abuelo. Me dijo que la luna solía salir llena todas las noches,hasta que un día él se enamoró. Ella, la mujer de quien se enamoró, una mujer muy hermosa para que el abuelo se atreviera a tal hazaña.

El abuelo para tener una oportunidad con esa dama debió robar a la luna un pedacito, quiso solamente tomarlo prestado más bien, con el fin único de conseguir que sus ojos brillaran al pronunciar su amor.

Se dice que el polvo de luna es la mejor medicina para el corazón roto, así él creía poder quitarse de la mirada esa sombra que dejan las lágrimas. Y lo logró.

Siempre que me contaba esa historia volteaba a ver a la abuela con una mirada tan profunda como quien lo ha perdido todo para alcanzarlo todo. En ese entones no entendía sus razones. Ahora las sé.

Ahora soy yo quien contempla el pedazo que le hace falta a la luna...
¡Vaya abuelo! me hubieras dejado un pedacito para mis ojos tristes y poder reparar un poquito el corazón. Ahora que ya he encontrado al indicado, a destiempo, después de una vida sinsabores, no queda más medicamento.

Sólo me dejaste el lado oscuro de la luna y el recuerdo que alguna vez estuvo llena. O quizá llegue al punto mi valor que siguiendo tus pasos abuelo, me robe la luna completa para mí.





Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 

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