Mientes, lo sabes, eres un ventanal abierto ante todos.
Mis ojos contemplan tu caída libre sin compasión.
No finjas, te duele, lastima y no sabes por qué.
Intentas, corres, luchas por seguir de pie...
Habrá una gran recompensa para los de corazón profundo como
el tuyo.
Juro que al dormir, volverás a sonreír y verás que los
muros se derrumban.
Al fin, tus lágrimas se volverán diamantes y los tragos
amargos serán licor de llanto y amor.
Voces me llaman en auxilio por tu dolor.
Miradas pesadas desbordadas de lamentos y frustración.
Mientes, me mientes y lo sabes bien.
Se justa y dame una señal para ir en busca de tu voz.
Habrá un regalo de Dios para los seres de corazón puro como
el tuyo.
Te prometo que al dormir, llegará el alivio a través de mí.
Verás que los laberintos se hacen polvo y las fronteras se
derrumban entre tú y yo.
¡Ahora quién lo pide soy yo, que se detenga el reloj, y se
me conceda un respiro para escuchar tu voz!
¡Sólo necesito escuchar tu voz!
Habrá un reino de amor preparado para ti y para los tuyos.
Al dormir, las pesadillas ahora serán sueños de eterna
libertad
Y al fin las tormentas se convertirán en nuves blancas, y
los tragos amargos serán licor de llanto y amor.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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