Violín melancólico,
líneas rectas de gotas de agua,
humedad en el campo,
pétalos mojados
de flores hermosas
que esperan al Sol.
Viento primaveral
que mece las hojas de los árboles,
mar revuelto que ruge
frío y solitario.
Amantes que pasean
por los caminos
bajo un paraguas,
enamorados que cogidos
se besan a cada paso.
Cielo nublado
apagado y lloroso
que con su tono
blanquecino y gris
invita al poeta a deleitar
con sus románticos versos,
y al músico a crear su más bella melodía.
Abril, desnuda tu cuerpo
y deja que la luz solar
se adentre por tus húmedas
alas de mariposa inquieta.
Alegra las ciudades,
los bosques,
los seres vivos.
Cesa la monotonía
de tu lluvia cansina.
Abril, despliega tu manto de flores,
colorea la diosa naturaleza
con tus pinceles empapados
en óleos infinitos.
Haz que explote la felicidad y el amor
en los corazones anhelantes
y sube el volumen
de la música primaveral,
pletórica de sentimiento
y de poesía
mágica y soñadora.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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