Ayer nadé entre ríos de sal;
suspiros de rosas que consolaban mi sentir
miraban triste por mi pena.
¿Cómo he de amarte tanto?
si bastara mi amor,
te llevaría a las estrellas.
El otoño ya anunciaba el invierno
con largos rayos de sol que ya no calientan tanto
En el prenuncio de grises días fríos
quise hibernar con vos
No hay sol que derrita
éste hielo infernal;
si no es tu calor el
que me abrasa
mi corazón no resistirá!
Aún si de duro material parezco,
delicado y blando es mi sentir,
aunque por mil valles haya recorrido,
que con tantas penas no haya fenecido,
si me das tu adiós seguro perezco.
No hay amor ardiente que no derrita el más frío corazón.
Es como la naranja lava que ablanda la más dura roca:
ablanda, derrite, disuelve y mezcla a todo;
fusionando nuestros besos,
cuerpos, almas y nuestros seres en minerio de amor.
Indestructible cuando se solidifique...
Duelen hasta los huesos,
el corazón se quiebra,
llueve en los ojos cántaros de mar,
de melancolía. Ansío tu calor, sentir
tu respiración, el olor de tu piel
y tu corazón con el mío.
Tu corazón con lo mío!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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