Sobre la tibia arena de la playa
tu amante cita con placer espero;
el sol retuesta mis desnudos hombros
y entre mi falda juguetea el viento.
Ya con salobres aguas cristalinas
el mar de añil acarició mi cuerpo;
llevo en los labios un coral partido
y una concha prendida en los cabellos.
Las esmeraldas de mis ojos tristes
aguardan tus pupilas de bohemio,
y mis manos germinan las caricias
que brotan al contacto de tus dedos.
Ven, ya se abren cual rojos amarantos
los capullos en flor de mis deseos,
y entre mis labios trémulos se enciende
la loca llamarada de mis besos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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