Tus caderas son mi camino
Me guía a mi más grande placer
Tu sonrisa me divierte, me da la pausa
A continuar con el recorrido de la alucinación...
Tus palabras me alientan, me excitan
Son órdenes que debo acatar
Tu sabor me inyecta las fuerzas para continuar...
Tus suaves movimientos me intranquilizan
Me envuelven en un gran abanico de ideas prohibidas
Y tu sensibilidad me incita a transgredir lo establecido...
Eres toda mía, eres toda mi vida, eres el aire que necesito
para vivir...
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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