viernes, 28 de febrero de 2020

EN PLÁCIDO Y PROFUNDO SUEÑO.

No pongas puertas al cielo,
abre ventanas al viento,
para que el aire refresque,
el sopor que reina dentro.
Que se ventilen las dudas,
del amor y del respeto
y se oreen los recelos,
sobre el distinto que sufra.
Que se derriben los diques,
que se oponen al derecho.

Temores en el morral,
donde el odio se hace el dueño.
En el interior batallan,
valor, verdades y miedos.
Contradicciones y dudas,
incoherencias y recelos.
Sinrazones que se ocultan,
entre aparentes aciertos
y razones que no salen,
de los resquicios internos.

No precintes el amor,
con fríos grilletes de hierro,
aferrando sus valores,
con cables de duro acero.
No finjas el sentimiento,
que se acuclilla en los nervios,
ni pongas puertas al verso,
que se retuerce por dentro.
No frenes la dignidad,
ni arrodilles a lo auténtico.

Amores que al fin transitan,
sin cortapisas ni cercos,
abriendo nuevos caminos,
para caminar erectos.
Sincera torna la vida,
al ver los brazos abiertos
y las ideas se desnudan,
para mirar hacia adentro.
Amor que vive y cautiva,
porque es más fuerte el respeto.

Vira al viento la veleta,
para indicar el sendero.
Gira en círculos la vida,
para volver al encuentro.
Torna el amor al recuerdo,
cuando el alma se adormila
y se suceden los ecos,
de experiencias ya vividas.
A su origen vuelve el ser,
para tornarse sincero
y dar sentido a su acento.

No dejes en el olvido,
la verdad que se revela.
No coartes a quien desvela,
sus sinceros sentimientos.
No olvides a quien te acepta,
con tus defectos y miedos.
Así, la vida se acuesta,
en plácido y profundo sueño.


Autor  
Antonio Carlos Izaguerri

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